Ya hace varios días que no pongo una letra por estos rumbos, honestamente los ánimos no han sido los mejores, los días pasaban y aunque la sonrisa estuviera en el rostro por un momento, vendría la tristeza a arrebatarla de un tajo. Ya han pasado dos meses y unos cuantos días desde que empezó, y sólo hace una semana en la que de repente se fue. Y ha sido tan larga...
Hoy fue uno de esos días en los que mis padres fueron de nuevo a desalojar su antigua casa, yo habría ido antes primero por estar en la escuela y segundo por temor a no soportarlo. Pero hoy fuimos todos, mi familia y yo. Al final, quizá solo nosotros quedamos juntos para la tarea. Ese hogar lleno de cosas, algunas quizá inimaginables o inusuales, tranquila, silenciosa si es que los restaurantes de los alrededores no tuviesen música en vivo o grabada; acogedora a pesar de sus largos techos y colores fríos. Una casa que te daba la seguridad de un hogar, aun cuando es una casa antigua que si bien podría espantarte en la noche. Para mí en especial, no sé porqué, me daba sueño cada vez que ibamos de visita ja. Era inevitable. Pero, al entrar ya no había camas, ya no había altares, ya no había santos, ya casi no había nada. Solamente los restos de los muebles viejos que pasaron años con él, sus miles de plantas esperando a ser regadas, algunos de sus discos y su estereo. Teníamos que sacar sus cosas, pues era una casa rentada. El tiempo nos come, nos pisa los talones. Empezamos a desarmar, a podar las plantitas que al pasar los días se iban muriendo con él. De fondo, en el restaurante de la esquina, sonaban canciones de piano, silencio en la casa, nuestros pasos resonaban suavemente cada vez que nos movíamos por el lugar, entonces la música era imposible ignorarla. La música que lo relajaba...
Aun no puedo creer que este sea el adiós, a esa persona tan completa, con un genio pero tanto amor. Con tanta sabiduría, tan devoto.. Lo extrañaremos todos, se quedará en nuestros corazones, a mi querido abuelo. Que descanse en paz.