El día está nublado, no sé porqué este clima me pone feliz. ¿Será acaso porque realmente no soporto tanto calor? No lo sé. Es que hay tanto romanticismo en los días donde las nubes cubren el cielo, el aire fresco pasando libremente entre las hojas de los árboles y haciendo los cuerpos tiritar. El clima perfecto para un abrazo, estar acurrucado con la persona especial, o simplemente estar en un café con tu bebida caliente y un buen libro si es que no hay alguien que quiera acompañarte a charlar.
Un día nublado significa lluvia, prefiero una lluvia ligera a una tormenta y sin embargo, las últimas no me desagradan. Aunque los truenos me espanten y me hagan saltar en mi lugar... Todo es tan romántico... Me hace recordar esos libros donde la lluvia era una señal de que algo venía, se aproximaba en el destino; por lo general era algo malo, una tragedia. Pero, aún así hay algo en la lluvia que me atrae, me encanta el olor a tierra mojada que se esparce por el viento, las pequeñas gotas que se mantienen colgando de las hojas de los árboles, en las plantas, las flores. En fin, aquí estoy en mi banca cerca de la ventana, viendo el día nublado pasar.
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