8 de Julio
¡Qué infantiles somos! ¡Cómo deseamos tan sólo una mirada! ¡Qué infantiles somos! Fuimos a Wahlheim. Las mujeres habían salido en coche, y durante los paseos creí ver los negros ojos de Lotte, pero ¡qué necio soy!, perdóname... Tendrías que ver esos ojos. Seré breve (se me caen los ojos de sueño): mira, las mujeres subieron al carro y alrededor quedamos el Joven W..., Selstadt, Audran y yo. Despreocupados y ligeros los jóvenes hablaban entre sí, y yo traté de encontrarme con los ojos de Lotte. Pero éstos iban de uno a otro, pero a mí, ¡a mí!, ¡a mí!, el único que los esperaba con pasión, a mí no me vieron. Mi corazón le dijo adiós mil veces. Y ella sin mirarme. El carro partió y se me escapó una lágrima. Mis ojos siguieron la partida y ví cómo Lotte se asomó por la ventanilla, volteando su mirada. ¿Hacia quién? ¿Acaso hacia mí? ¡Querido!, cómo me pesa esa incertidumbre. Es mi consuelo: tal vez sí quiso verme a mí. Tal vez. Buenas noches. ¡Ay, qué infantil soy!
Carta de Werther a su amigo Wilhelm, acerca de Charlotte, de quien está enamorado; de la obra Las Desventuras del Joven Werther por Johann Wolfang Von Goethe.
Cuánta razón tiene Goethe. Cuando estamos enamorados lo que hacemos por una simple mirada, bien dicen que el amor nos vuelve locos. Las locuras que hacemos para llamar la atención de la persona que queremos, pasamos delante de aquel ser, una y otra vez pensando como Werther: ¡a mí! ¡Mírame a mí!; y si eso no funciona hasta llegamos a planear el encuentro "accidental".
Infantiles, infantiles somos al querer acaparar la atención del ser querido sólo para nosotros y nadie más, hacemos todo lo que está a nuestro alcance, todo lo que podemos. Hay veces en los que esa ilusión de que nos haga caso, nos lleva a dar lo mejor de nosotros mismos y esforzándonos al máximo.
Nos perdemos en la Luna, nuestra mirada se dirige al horizonte, el mundo se pinta de rosa, las canciones nos traen recuerdos, imágenes a la mente como destellos luminosos... Suspiros expiran de nuestros labios, ideas vuelan en nuestras cabezas, locuras se ingenian en el interior de nuestra mente y amenazan con salir.
¡Locos infantiles que hemos de vivir en nuestro pequeño mundo! ¡Nos hemos enamorado! Y "desde entonces, la luna, el sol y las estrellas pueden hacer lo que quieran, yo no sé si es de día o de noche, el mundo entero se desvanece a mi alrededor."
¿Qué es el amor al final? El amor... el amor... muy buena pregunta ¿no creen?. Hay tantas formas de amar, tantas formas de demostrarlo (por supuesto que las buenas que no hieren a la gente física, espiritual ni emocionalmente), tantas formas de percibirlo. Esa pregunta nos corresponde a cada uno de nosotros el responderla. Para tí, ¿Qué es el amor?
¡Qué infantiles somos! ¡Cómo deseamos tan sólo una mirada! ¡Qué infantiles somos! Fuimos a Wahlheim. Las mujeres habían salido en coche, y durante los paseos creí ver los negros ojos de Lotte, pero ¡qué necio soy!, perdóname... Tendrías que ver esos ojos. Seré breve (se me caen los ojos de sueño): mira, las mujeres subieron al carro y alrededor quedamos el Joven W..., Selstadt, Audran y yo. Despreocupados y ligeros los jóvenes hablaban entre sí, y yo traté de encontrarme con los ojos de Lotte. Pero éstos iban de uno a otro, pero a mí, ¡a mí!, ¡a mí!, el único que los esperaba con pasión, a mí no me vieron. Mi corazón le dijo adiós mil veces. Y ella sin mirarme. El carro partió y se me escapó una lágrima. Mis ojos siguieron la partida y ví cómo Lotte se asomó por la ventanilla, volteando su mirada. ¿Hacia quién? ¿Acaso hacia mí? ¡Querido!, cómo me pesa esa incertidumbre. Es mi consuelo: tal vez sí quiso verme a mí. Tal vez. Buenas noches. ¡Ay, qué infantil soy!
Carta de Werther a su amigo Wilhelm, acerca de Charlotte, de quien está enamorado; de la obra Las Desventuras del Joven Werther por Johann Wolfang Von Goethe.
Cuánta razón tiene Goethe. Cuando estamos enamorados lo que hacemos por una simple mirada, bien dicen que el amor nos vuelve locos. Las locuras que hacemos para llamar la atención de la persona que queremos, pasamos delante de aquel ser, una y otra vez pensando como Werther: ¡a mí! ¡Mírame a mí!; y si eso no funciona hasta llegamos a planear el encuentro "accidental".
Infantiles, infantiles somos al querer acaparar la atención del ser querido sólo para nosotros y nadie más, hacemos todo lo que está a nuestro alcance, todo lo que podemos. Hay veces en los que esa ilusión de que nos haga caso, nos lleva a dar lo mejor de nosotros mismos y esforzándonos al máximo.
Nos perdemos en la Luna, nuestra mirada se dirige al horizonte, el mundo se pinta de rosa, las canciones nos traen recuerdos, imágenes a la mente como destellos luminosos... Suspiros expiran de nuestros labios, ideas vuelan en nuestras cabezas, locuras se ingenian en el interior de nuestra mente y amenazan con salir.
¡Locos infantiles que hemos de vivir en nuestro pequeño mundo! ¡Nos hemos enamorado! Y "desde entonces, la luna, el sol y las estrellas pueden hacer lo que quieran, yo no sé si es de día o de noche, el mundo entero se desvanece a mi alrededor."
Werther a Wilhelm.
¿Qué es el amor al final? El amor... el amor... muy buena pregunta ¿no creen?. Hay tantas formas de amar, tantas formas de demostrarlo (por supuesto que las buenas que no hieren a la gente física, espiritual ni emocionalmente), tantas formas de percibirlo. Esa pregunta nos corresponde a cada uno de nosotros el responderla. Para tí, ¿Qué es el amor?
A partir de hoy pondré firmas jejeje
mmm "EL amor es dar lo que no se tiene a quien se toma por lo que no es"
ResponderEliminar