¡Hola! Pues hoy vengo a publicar una historia que escribí hace tiempo con algo de ayudita, como dos años, para una clase de Taller de Composición Literaria XD y que acabo de encontrar hace poco después de que mi amiga Kira me echó porras para encontralo XD gracias!! También esta pequeña creación me trae buenos recuerdos :) Fue escrita una noche antes de ser entregada debido a un bloqueo mental de una semana XD y no pudo haber sido posible sin la ayuda de... YLSE! Tara raan! Gracias a ella que me dio la idea y un inicio de donde proseguir :D gracias Ylse!
Jeje, bueeeeeno, no creo ser muy buena escritora ¿verdad? Pero al menos lo intento ;) y debo decir que viendo este cuento de hace tiempo ahora mi redacción ha mejorado al menos un poco jejeje. Ya me dirán :D espero recibir una crítica constructiva n_n por favooooor
Quiero ser como mi papá
La luz del atardecer entra por la ventana. El cuarto del ático se ilumina de colores hermosos mientras pasa el tiempo y aquí estoy otra vez sentado frente al gran piano de mi padre. Siempre he soñado en ser como él, componer canciones, decirle a la gente lo que siento con mis melodías. Es el sueño más grande que tengo y creo que lograrlo no será sencillo…Tendré que esforzarme mucho pues aún no alcanzo muy bien las teclas.
Mi mamá me ha dicho que no piense en eso, que mejor me dedique a estudiar. Pero yo quiero cumplir mi sueño y saber qué se siente poder contar mi historia con notas musicales. Ahora veo de izquierda a derecha este piano. Me parece inmenso y pienso como será tocarlo. Cada tecla hace un sonido diferente y cada una tiene una razón de ser, un pasado. Puedo escuchar que me cuentan una historia en esas melodías tan hermosas que solía tocar mi papá…
Quisiera saber si algún día podré lograrlo. Ser tan famoso como esos músicos de nombres raros que aun cuando eran sordos podían tocar la magia de la música. En ese momento, toco una tecla blanca como el marfil. Su sonido me llena. ¡Es tan bello!
— ¡Adrián! ¡Baja ya! No has hecho nada de tus tareas y se está haciendo tarde. — me dice mi mamá desde la planta baja. Lo más seguro es que esté en el estudio, trabajando como siempre pegada a la computadora o escribiendo reportes de cosas que no entiendo.
Me despido de cada una de las teclas tocándolas una por una con mucho esfuerzo. Me levanto del asiento y con un suspiro me dirijo a la puerta. Mientras bajo por la escalera de caracol, miro las fotos que están colgadas en la pared. ¡Ahí está! Mi papá a lado de su piano. Mi mamá me dijo que esa foto se la tomaron en su último concierto antes de que se fuera al cielo… ¿Por qué tuvo que irse? ¿Por qué me dejó cuando yo quería que me enseñara todo lo que sabía?
— Adrián, tu tarea.
— Voy mamá. — le digo mientras saco mis cosas de mi mochila y me dedico a hacerla. No es mucha, tal vez si la acabo rápido podré subir al ático de nuevo.
El tiempo pasa y está oscureciendo, puedo ver que las estrellas salen una a una para titilar en el cielo como lo hacen cada noche. Sé que en una de ellas está mi papá viéndome, esperando a que me convierta en una persona importante.
— Mamá.
— Dime hijo. — me responde sin quitar la vista de sus libretas, leyendo de izquierda a derecha tan rápido como puede.
— Ya acabé mi tarea.
— ¡Qué bien! Ahora sube a prepararte para dormir.
— Mamá… ¿las estrellas siempre están en el cielo verdad? ¿Y ahí se quedan para siempre cierto?
— Sí hijo, ¿por qué lo preguntas?
— Porque quiero saber si mi papá estará ahí cuando sea grande y me vea como pianista, justo como lo era él.
— Ya habíamos discutido de ese tema, hay cosas más importantes. Debes estudiar una carrera; puedes ser un abogado, un ingeniero, un arquitecto… lo que quieras menos pianista.
— Pero…Yo…
— Nada, ve a dormir.
Me voy del estudio. Siento una tristeza inmensa que me inunda por dentro. Yo quiero ser como mi papá. ¿Por qué no me dejan? Paso las oscuras paredes del pasillo hasta mi cuarto, todo me parece desolado y triste. Me pongo mi pijama, pero no puedo dormir. Voy al ático, donde me espera ese grandioso y bello piano que tanto deseo tocar. Con mi almohada en la mano entro en el cuarto oscuro; no logro ver nada. ¿Por qué lo habrá puesto mamá aquí? ¿Qué no sabe que el piano es mágico? Enciendo la luz, todo se aclara y el instrumento irradia algo… no sé cómo explicarlo… Tal vez es magia.
Pongo mi cojín en el asiento, ahora podré alcanzar las teclas… Las toco una por una de nuevo como cuando me despedí de ellas; su sonido va despareciendo la tristeza que sentía hace un momento. No sé qué tocar, no sé cómo componer una melodía… pero mi papá un día me dijo: “No hay nada más valioso que expresar tus sentimientos con notas del alma que alegren el corazón”. Así que eso haré. Tocaré como si realmente supiera lo que hago, aún estoy muy pequeño para saberlo pero lo intentaré.
Los sonidos van llenando el cuarto de muchos colores, sentimientos, emociones y magia mientras voy tocando. ¡Me siento feliz! Ésta es mi primera canción, nunca la olvidaré. Cuando crezca la tendré como recuerdo y la tocaré en mis conciertos. Quiero hacer a la gente tan feliz como yo lo estoy ahora. Continuo con mi creación y cada vez toco más fuerte…
En ese momento escucho un sollozo detrás de mí. Me volteo y veo a mi mamá en la puerta.
— ¡Mamá! ¡Mamá! ¿Me oíste tocando? ¿Por qué lloras?... ¿No te puse feliz como cuando papá te dedicaba sus canciones? Ésta canción es para ti, pero ya no llores. ¡Ya pude tocar! ¿Ya soy como papá?
— Sí hijito — me dijo mientras corría a abrazarme entre lágrimas y suspiros —Eres como él…
[Por cierto, en un tiempo se moverá al otro espacio que voy preparando o.o]