Si las paredes hablaran
contarían historias,
desde cosas gratas a cosas horribles.
Las paredes de las calles contarían
cuántas personas han pasado a su lado;
cuántos niños, cuántos adultos.
Cuántas risas han escuchado cerca de los parques,
cuántos gritos no han escuchado.
Te darían nota de lo que ha ocurrido
a través del tiempo,
año tras año, suceso tras suceso.
No habría suposiciones acerca de la historia.
Tendríamos a los testigos que estuvieron ahí,
siglos antes de que viniéramos nosotros.
También te relatarían,
cuánta violencia hay en este mundo,
cuántos robos y cuántas cosas perdidas.
De dónde provienen los gritos, los balazos
y en dónde están las muertes.
Por otro lado, te dirían dónde hay gente feliz,
gente que disfruta de la vida.
-¡Mira! Aquí hay una familia feliz!-
diría una pared, mientras que otra respondería:
-Bien, aquí existía una-
Cuántos divorcios hay ahora,
cuántos bebés nacen, cuántos se pierden,
a cuántos más se les roba la vida.
Las paredes de las casas, en su interior
te narrarían la vida de una familia.
Cada cumpleaños, un bonito pastel
adornado de velas y deseos.
Cada aniversario, lleno de recuerdos del pasado,
amor y muchos abrazos.
Cada Navidad, iluminadas por los focos del árbol,
cerca de ellas los regalos
que los niños ansiosos por abrir
no les quitan los ojos de encima.
Cada fin de año, estar cerca de la mesa
y escuchar cada conversación que se tiene en la familia.
Cada palabra, cada risa entre cada comida.
En fin, todas los días festivos,
los comunes y corrientes.
Las paredes de mi cuarto contarían
cuántas cosas han cambiado,
cuánto he crecido, cuánto he madurado;
si es que realmente he hecho lo último.
Todos los sueños por habidos y por haber.
Las pesadillas que me han atormentado,
para despertar llorando.
Las pesadillas que me faltan por enfrentar,
los peores miedos que tengo y que no he podido dejar.
Los errores que me atacan y no me dejan en paz.
Los sueños que no he podido lograr,
las ilusiones que no he dejado atrás.
Las canciones que he cantado en mi pequeño mundo,
las historias que he escrito, las películas que he visto.
Las lágrimas derramadas, las palabras "lo siento" repetidas
tantas veces que han de haber perdido la cuenta.
Los sueños rotos que algún día habrán de renacer.
Las ilusiones falsas que otro día de éstos,
habrán de regresar.
Y así puedo seguir contando,
lo que las paredes te dirían;
si es que ellas pudiesen hablar.
Tan afortunados y a la vez desdichados somos,
que si esta fantasía fuese realidad,
no estaríamos locos, ni habremos perdido la cabeza,
(que para esto es lo mismo)
es más, tendríamos algo que nos diría nuestros errores,
nos abriría los ojos a lo que hay alrededor,
a lo que sucede y siempre sucederá;
ya que somos incapaces de conocer, ni comprender
que es lo que ocurre, ni lo mal que está ahora.
Todo ha cambiado, siempre cambiará,
y para el rumbo que vamos todo cambiará de la misma forma.
Un ciclo sin fin que nos llevará al vacío.
El vacío que tal vez tengamos ahora,
y no nos hemos dado cuenta.
"Dejar de pensar... nunca dejaré de pensar.
Es una cosa que no se puede cambiar,
para bien o para mal."
contarían historias,
desde cosas gratas a cosas horribles.
Las paredes de las calles contarían
cuántas personas han pasado a su lado;
cuántos niños, cuántos adultos.
Cuántas risas han escuchado cerca de los parques,
cuántos gritos no han escuchado.
Te darían nota de lo que ha ocurrido
a través del tiempo,
año tras año, suceso tras suceso.
No habría suposiciones acerca de la historia.
Tendríamos a los testigos que estuvieron ahí,
siglos antes de que viniéramos nosotros.
También te relatarían,
cuánta violencia hay en este mundo,
cuántos robos y cuántas cosas perdidas.
De dónde provienen los gritos, los balazos
y en dónde están las muertes.
Por otro lado, te dirían dónde hay gente feliz,
gente que disfruta de la vida.
-¡Mira! Aquí hay una familia feliz!-
diría una pared, mientras que otra respondería:
-Bien, aquí existía una-
Cuántos divorcios hay ahora,
cuántos bebés nacen, cuántos se pierden,
a cuántos más se les roba la vida.
Las paredes de las casas, en su interior
te narrarían la vida de una familia.
Cada cumpleaños, un bonito pastel
adornado de velas y deseos.
Cada aniversario, lleno de recuerdos del pasado,
amor y muchos abrazos.
Cada Navidad, iluminadas por los focos del árbol,
cerca de ellas los regalos
que los niños ansiosos por abrir
no les quitan los ojos de encima.
Cada fin de año, estar cerca de la mesa
y escuchar cada conversación que se tiene en la familia.
Cada palabra, cada risa entre cada comida.
En fin, todas los días festivos,
los comunes y corrientes.
Las paredes de mi cuarto contarían
cuántas cosas han cambiado,
cuánto he crecido, cuánto he madurado;
si es que realmente he hecho lo último.
Todos los sueños por habidos y por haber.
Las pesadillas que me han atormentado,
para despertar llorando.
Las pesadillas que me faltan por enfrentar,
los peores miedos que tengo y que no he podido dejar.
Los errores que me atacan y no me dejan en paz.
Los sueños que no he podido lograr,
las ilusiones que no he dejado atrás.
Las canciones que he cantado en mi pequeño mundo,
las historias que he escrito, las películas que he visto.
Las lágrimas derramadas, las palabras "lo siento" repetidas
tantas veces que han de haber perdido la cuenta.
Los sueños rotos que algún día habrán de renacer.
Las ilusiones falsas que otro día de éstos,
habrán de regresar.
Y así puedo seguir contando,
lo que las paredes te dirían;
si es que ellas pudiesen hablar.
Tan afortunados y a la vez desdichados somos,
que si esta fantasía fuese realidad,
no estaríamos locos, ni habremos perdido la cabeza,
(que para esto es lo mismo)
es más, tendríamos algo que nos diría nuestros errores,
nos abriría los ojos a lo que hay alrededor,
a lo que sucede y siempre sucederá;
ya que somos incapaces de conocer, ni comprender
que es lo que ocurre, ni lo mal que está ahora.
Todo ha cambiado, siempre cambiará,
y para el rumbo que vamos todo cambiará de la misma forma.
Un ciclo sin fin que nos llevará al vacío.
El vacío que tal vez tengamos ahora,
y no nos hemos dado cuenta.
"Dejar de pensar... nunca dejaré de pensar.
Es una cosa que no se puede cambiar,
para bien o para mal."
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